EDUCACION Y SOCIEDAD:http://www.youtube.com/watch?v=D_SYsxuoBnQ&feature=youtu.be
El despertador se activó a una hora prudente, 6:30 am, pero el despertador familiar con algarabías empezó cinco minutos antes. La sensación de despertarse temprano un domingo es muy particular, pues solo suele ocurrir de vez en cuando, viajes de fin de semana para devolverse a Bogotá con melancolía, plan de deporte con amigos, etc, aun así asumí bastante bien el hecho. El baño, el desayuno y la despedida fueron breves.
El despertador se activó a una hora prudente, 6:30 am, pero el despertador familiar con algarabías empezó cinco minutos antes. La sensación de despertarse temprano un domingo es muy particular, pues solo suele ocurrir de vez en cuando, viajes de fin de semana para devolverse a Bogotá con melancolía, plan de deporte con amigos, etc, aun así asumí bastante bien el hecho. El baño, el desayuno y la despedida fueron breves.
Las calles solas, el sol prometedor de un maravilloso
domingo y el olor del roció mas presente que nunca, son aspectos que hacen
parte únicamente de este día, así que fueron motivos para sonreír y recibir el día con
buena disposición. Aunque en un principio pensé que el tiempo no iba a estar a
mi favor, es increíble suceso del buen funcionamiento del sistema de transmilenio,
fue un motivo de no maldecirlo por una vez a la semana.
Esperaba recibir a mi pareja de trabajo en la salida de la
19 de la estación de las aguas, y salir de inmediato a buscar un café internet
o una papelería un domingo a las 8 am en medio de la candelaria, con la
esperanza de que ella traería la información de la actividad en una memoria
flash u otro medio, pero por primera vez, la “señorita López” no había llegado
antes que yo, solo estaba la desazón de encontrar a tres de mis compañeros
menos allegados, sin pensar siquiera que uno de ellos dejaría de ser tan lejano
a partir de este día.
Después de tres pitazos respondió, resolviendo las dudas que
tenía acerca de su presencia este día, en vista de que no iba a llegar, llame a
mi segundo compañero más allegado, pero este se tampoco había llegado. Opte por
tomar como compañero de trabajo a uno de los lejanos más allegado, y a medida
de que íbamos subiendo, íbamos cuadrando los criterios de trabajo para
repartirnos mejor las labores e íbamos encontrando más compañeros.
La subida fue amena, el tiempo nos favoreció, fue un
recorrido dedicado a la observación, al dialogo, a la escucha y al pensamiento,
pues eran muchos los temas de conversación en torno a la salida, y a medida de
que escalábamos más el cerro empinado, se iba entendiendo el sentido de la
actividad.
Los fotógrafos más extraños e impertinentes eran los universitarios
a cargo de un tal profesor “Carlos López”, pues pretendían captar imágenes muy
particulares, rondaban por todo el lugar, como abejas que volaban de un lado a
otro extrayendo el néctar de los espacios.
Tomamos la mayoría de fotos en la cima del cerro, y nos
reunimos como habíamos acordado con mi compañero, justo al lado de la algarabía
en las escaleras, aplaudiendo y alabando al señor debajo del sol de las 12 del mediodía.
Era increíble creer lo imposible que era ocupar un silla dentro del templo a
esa hora, era increíble de creer la cantidad tan grande de dinero que se movía
en el cerro, era increíble de creer la cantidad de extranjeros orientales que habían
rondado por el lugar y más aún era increíble de creer como no había un punto de
contacto entre el cerro de Monserrate y su vecino el cerro de Guadalupe. Como también
era increíble de creer lo inmensa que estaba la ciudad, era increíble de creer
la cantidad de verde que se podía apreciar del otro lado del cerro y más aún
era increíble de creer, que viejos con bastones y en muletas subieran con tanto
fervor.
Todo esto hizo parte de la experiencia, y a veces no somos capaces
de apreciar estos detalles, está en resumidas cuentas, fue la esencia de la
salida, pues no solemos dedicar el rollo o la capacidad me memoria necesaria a
estos pequeños pero importantes detalles, que tienen que ver directa o
indirectamente con toda la situación actual de la sociedad en que vivimos.
La bajada por alguna razón, se me hizo más tediosa que la
subida, y compadecía a cada paso que
daba las personas que tenían obesidad o sobrepeso y se aventuraban a hacer esta
caminata. Con la incertidumbre de alguna reunión indirecta del grupo, decidimos
esperar un rato, por si alguien llegaba, pero al cabo de un rato dedujimos que
no había razón lógica por la cual esperar, así que nos sentimos tentados a
desperdiciar nuestro dinero en una picada acorde a nuestro presupuesto, segados
por el hambre y sin considerar futuros restaurantes más buenos, bonitos y
baratos.
Acordamos después de un estrechón de manos, reunir las fotos
y apuntes de la experiencia para dar fe del aprendizaje y la reflexión en torno
a la salida.
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